El concepto de la "Corredención mariana" ha pasado de quedarse a las puertas de ser proclamado como el quinto dogma sobre la Virgen en la Iglesia latina, a ser hoy sin discusión uno de los fundamentos más cuestionados desde todos los ámbitos de la teología, desconcertando a toda una generación de pastores, teólogos y creyentes católicos que han crecido con la convicción de este rol diferenciado de María en la historia de la salvación, y que ahora se encuentran confundidos ante ambientes que relacionan este término con percepciones exageradas del pasado envueltas en el sentimentalismo. Y es que asumiendo buena parte de las críticas resulta muy complicado para otras tradiciones navegar por el desarrollo mariológico católico sin perderse en la duda o en la indefinición. Ideas que hasta ahora describen bajo términos abstractos una posible realidad de la Virgen adecuada a su puesto actual, pero que desgraciadamente aún no han sabido mostrar con claridad la verdad de su existencia. Y es esta falta de concreción en la exposición de los planteamientos la razón que se antepone para bloquear cualquier avance teológico que se aparte de una simple efusión del Espíritu Santo por parte de Cristo como único mediador hacia todas sus criaturas, sin atreverse a aceptar nada más. Pero la realidad que se nos presenta parece mucho más detallada que como se quiere convenir. Es decir, que sin renunciar a admitir que estas ideas expuestas para el consenso sean rigurosamente ciertas, del mismo modo es necesario reconocer que existe una realidad mucho más pormenorizada donde cada criatura tiene una tiene una función específica en el plan de salvación de Dios. Tras abordar en su primer libro " " (2019), la tarea de la unidad en las Iglesias, el autor busca en su segunda obra armonizar con ideas sencillas y coherentes la cuestión de la posible corredención de María, para demostrar que respetando la única mediación entre Cristo y sus criaturas, es posible enriquecer el debate buscando un papel diferenciado para la Virgen en el plan salvación de Dios, y cuya necesidad de anunciar hoy puede ser más pertinente que nunca, fortaleciendo el camino de santidad de muchos que como tantos a los largo de la historia se apoyaron en la Madre para encontrar a Cristo, como garantía de eficacia en sus propósitos de santificación.