Fue arquitecto, poeta, pintor, escultor e incluso músico. Su trabajo en el techo de la Capilla Sixtina es una de las obras de arte más emblemáticas del mundo. Miguel Ángel Buonaroti (1475-1564), el gran escultor y pintor italiano, ha sido calificado a menudo como el mayor artista de todos los tiempos por sus logros durante la época del Renacimiento. Su trabajo con el papado incluyó el rediseño de múltiples iglesias y dos grandes encargos, entre ellos pintar el techo de la Capilla Sixtina para el Papa Julio II. Miguel Ángel no era sólo un genio del arte; tenía facilidad para los versos y escribió cientos de sonetos de amor y poemas religiosos, algunos de los cuales aparecieron en importantes publicaciones como The New Yorker Magazine. También destacó en arquitectura y diseñó varios edificios, entre ellos una de sus obras más célebres: la Basílica de San Pedro de Roma. A pesar de todo su talento, Miguel Ángel tuvo una vida atormentada, ya que muchas personas de su entorno parecían aprovecharse de su bondad y lealtad. A pesar de ello, se mantuvo inflexible y siguió creando obras maestras durante siglos; un verdadero testimonio de su creatividad y empuje. Miguel Ángel no sólo era un gran artista, sino también un genio. Tenía una perspectiva única del mundo que le permitió crear algunas de las obras de arte más bellas e intemporales jamás concebidas.